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Editorial Noviembre 2020

5 de noviembre de 2020

El agua y la industria de la construcción

El agua y el concreto (premezclado o hecho en sitio) son los dos productos líquidos más utilizados en el mundo. No existiría la industria de la construcción sino existieran ambos materiales y en la península los tenemos en abundancia; y del primero (el agua), estos últimos meses hemos recibido más precipitaciones pluviales que las registradas en los últimos años: Cristóbal, Gamma, Delta y aún nos faltan algunos meses de la temporada, que seguramente traerán más agua a nuestras tierras y suelos calizos llamados también: Suelos Karsticos.

La realidad, nos explican los especialistas, es que las tormentas, lluvias e inundaciones masivas, son fenómenos cíclicos metereológicos, característicos de la zona tropical en la que vivimos y de la configuración geológica e hidrológica de nuestra península. No podremos evitar estos fenómenos naturales, pero si debemos estudiarlos, entenderlos y claro, tomar acciones preventivas que sumen en las soluciones de fondo que requieren contingencias como las que estamos viviendo.

La industria de la construcción y nuestro entorno económico no se detiene (y la construcción del polémico tren Maya, tampoco). Nuestra Península de Yucatán, para bien, sigue en el “ojo del huracán”; estos fenómenos metereológicos, al igual que la pandemia, nos obligan a replantear situaciones, prioridades, condiciones de urbanismo e infraestructura, diseños de edificación y de los materiales que utilizamos, pero sobretodo, un replanteamiento integral de mediano y largo plazo.

Somos afortunados en vivir “tan cerca” del agua dulce y salada, sin embargo, la responsabilidad cada día es mayor. Como todos los recursos, estos se agotan, o se contaminan por su mal uso, faltas de control o sobre explotación. Nuestros sistemas naturales de almacenamiento de agua dulce están muy expuestos a contaminaciones por la cercanía y características propias del suelo.

No desperdiciemos esta oportunidad de replantearnos el camino. Aprovechar y proteger nuestros recursos naturales (agua, viento, sol, playas, suelos calizos), es TAREA DE TODOS.

Esto requiere de especialistas en Urbanismo, Hidrología y Geología, Infraestructura, Ingeniería Civil y Edificación vertical (entre otros), todos profesionales trabajando juntos: sean oriundos o avecindados.

El tiempo sigue corriendo, la oportunidad de seguir construyendo y desarrollando nuestra tierra del Mayab está puesta: “la pelota está pasando por el centro del plato” (me decía un amigo aficionado al rey de los deportes), está en nuestras manos pegar un “HOME RUN”.

Iván Ruibal

e-mail: iruibal@ricasa-abc.com