La forma singular de sus acantilados como ‘la Manneporte’, ‘la Courtine’ o ‘la Aiguille’; invitan a la imaginación.
Pintores como Monet (y el grupo de impresionistas más destacados) se enamoraron de la Costa de Alabastro, en Normandía y dejaron para la posteridad grandes obras de arte que reflejaban en la costa y sus villas, el cambio de la luz en diversas estaciones o momentos del día. Allí, donde desemboca el Sena, tras pasar por París (en concreto en ‘Le Havre’), también fue uno de los primeros destinos de playa del mundo. La burguesía parisina descubrió las bondades del mar y empezó a disfrutar de las playas más cercanas a París, en la costa de Normandía y la Costa de Alabastro en particular. ‘Dieppe’ o ‘Le Havre’, fueron destinos vacacionales muy populares a principios del siglo XX.
Acantilados de Étretat
Estos colosos de piedra se cortan abruptamente al llegar al mar y forman singulares aberturas naturales entre el norte de ‘La Havre’ y el sur de Fécamp, que le ha valido a este paraje, la clasificación de Gran Sitio Nacional de Francia. Esos cortes incluso tienen nombres: ‘La Porte d’Amont’, ‘Manneport’, ‘L’Aiguille Creuse’ y la ‘Porte d’Aval’; el más popular por su forma de pata de elefante.
Para visitarlos, deberá llegar hasta el pequeño pueblo de Étretat. Esta población cerca de Fécamp, es el típico lugar de playa animado, salpicado de niños en traje de baño y de puestos de crêpes, helados y pescado fresco. Desde la playa, hay dos accesos a los acantilados a lado y lado.
A la izquierda se puede observar el popular ‘Falaise d’Aval’, el acantilado más popular debido a su ojo de aguja y al arco natural de 70 metros que dibuja sobre el mar. Al final de la playa encontrará el sendero que sube y que pasa justo en frente de un campo de golf.
Por el otro extremo de la larga playa de Étretat, se asciende a los acantilados de la zona del ‘Falaise d’Amont’. Este lugar destaca por tener en la cima una pequeña iglesia, visible incluso desde el ‘Falaise d’Aval’.
Subida al mirador del ‘Falaise d’Aval’
De subida verá espectaculares vistas sobre la zona de playa de Étretat (en la que por cierto, puede encontrar algunos búnkeres de la Segunda Guerra Mundial) y el ‘Falaise d’Amont’, con la iglesia de Amont en lo alto más al fondo. En alguno de los puntos de la subida hay salientes, en los que está realmente expuesto, por lo que en un día con viento se recomienda ir con cuidado.
Tras poco más de unos veinte minutos de salida, llegará a lo alto del mirador del ‘Falaise d’Aval’ (‘Ojo de aguja’), que tiene algunos miradores más pequeños desde donde ver las agujas que lo conforman. Ese lugar es una de las vistas más espectaculares de los acantilados de Étretat, en Normandía.