En este recinto se encuentran miles de obras literarias. Sin embargo, de las más importantes son algunos textos originales sobre los principios de la civilización árabe.
El edificio en el exterior, parece decepcionantemente simple, pero el interior es una secuencia muy elaborada de espacios, (cuyo coste es un secreto de estado) por su carácter público, y en un país petrolero, dado a la magnificencia, tiene una escala monumental: un gran paralelepípedo de aire espacial, con sus fachadas abiertas de cristal corrugado, para que hasta su mismo centro llegue la luz natural.
Tras su éxito con la Biblioteca Pública de Seattle, el arquitecto holandés Rem Koolhaas, del estudio de arquitectura OMA, diseñó la Biblioteca Nacional de Qatar. Y de nueva cuenta, no ha dejado indiferente a nadie: laboratorios, salas de estudios, estaciones de innovación, y una descomunal biblioteca con más de un millón de libros colocados en numerosas estanterías, formando una especie de laberinto literario.
No sólo es un espacio destinado al aprendizaje o a la lectura, sino que también es un punto de encuentro social, y además un lugar donde los ciudadanos de Doha, se pueden desconectar.
La Biblioteca Nacional de Qatar contiene: la Biblioteca Nacional de Doha, la Biblioteca Pública y la Biblioteca Universitaria; además preserva la Colección del Patrimonio, que consiste en valiosos textos y manuscritos relacionados con la civilización arábico-islámica.
Esta biblioteca pública, alberga más de un millón de libros, y espacio para miles de lectores en un área de aproximadamente 42,000 m². La biblioteca es parte de la Ciudad de la Educación, un nuevo campus académico que hospeda además, campus satélite de universidades e instituciones alrededor del mundo.
Con la Biblioteca Nacional de Qatar, el estudio OMA quería expresar la vitalidad del libro, al crear un diseño que ofrezca el estudio, la investigación, colaboración y la interacción con la colección misma.
La biblioteca fue concebida como una gran habitación sencilla que alberga tanto personas, como libros. Las orillas del edificio se encuentran separadas del suelo, creando tres pasillos en los que se distribuye la colección bibliográfica, y, al mismo tiempo, encierran un espacio central triangular. Nada más al entrar se está rodeado de libros, todo es evidente, de qué se trata, cómo utilizarlo, algo muy importante en un lugar visitado por gente de diferentes culturas y lenguas.
Lejos de considerar a los libros como algo del pasado para centrarse en las nuevas y brillantes computadoras -otro elemento vital de la biblioteca del siglo XXI- ésta reconoce que los libros son parte de su fundamento.
Los estantes están hechos del mismo mármol blanco que los pisos del edificio.
En las estanterías, los libros se alojan en tres filas de estanterías que están dispuestas casi como si fueran asientos de un estadio, lo que permite asimilar la gran cantidad de libros de un vistazo y hace que la biblioteca sea muy amigable.
Soterrada y con una estética de excavación arqueológica intencionada se encuentra la Heritage Library, focalizada en libros antiguos y raros de la cultura árabe en nichos de mármol iraní. Un contraste con el elemento panorámico del diseño, la colección patrimonial de la biblioteca -compuesta por sus más antiguos y valiosos volúmenes, muchos de ellos relacionados con la historia árabe-islámica- está hundida en el suelo. A diferencia del resto del interior de mármol blanco del edificio, esta sección está revestida de travertino beige.
En una época en que la biblioteca ocupa un papel cada vez más importante en la sociedad civil como almacén de conocimientos, fuera de la efervescente y alternativa Internet, plagada de hechos, su situación sigue cambiando. En Qatar, el diseño de OMA devuelve a la biblioteca, a sus raíces como un verdadero testimonio de los libros. Después de todo, son la interfaz original para la información y la base de la cultura y la civilización misma.
Esta biblioteca, es grandiosa sin ser opulenta, como las buenas obras, y por encima de todo pragmática, como todo lo que toca Koolhaas.
No un símbolo de estatus y poderío económico, sino de voluntad de progreso social.