Es un estilo derivado del movimiento moderno que tuvo su auge en México entre los 60 y los 80, cuyo rasgo característico es el acabado ‘en bruto’, de los materiales de la obra.
La palabra ‘brutalismo’ tiene un origen francés ‘beton brut’ que significa ‘hormigón crudo’ y este término fue utilizado por el arquitecto Le Corbusier, como material en gran parte de casi todas sus obras. Esta arquitectura brutalista surge entre los años 1950 y 1970.
Este estilo arquitectónico se ha inspirado originalmente en los proyectos que fueron realizados por Le Corbusier y Eero Saarinen. Ellos perseguían el funcionalismo y la eliminación de los convencionalismos. También otro de los conceptos de la palabra ‘brutalismo’, como bien dice el nombre, es expresar los materiales en bruto. Es así como esta tendencia arquitectónica, tiene como principal característica su expresionismo, racionalidad y el uso del hormigón.
Este estilo presenta también, formas geométricas angulosas, texturas rugosas y también rústicas. La característica que tiene es por la honestidad constructiva, donde muestra las instalaciones auxiliares como son las tuberías de agua, los ductos de ventilación, entre otras.
No todos los edificios brutalistas son hechos de hormigón, también pueden usarse materiales que tengan textura áspera, y que se puedan apreciar los materiales estructurales desde el exterior.
Algunos reconocidos arquitectos, como: Teodoro González León, Orso Núñez Ruiz-Velasco, Pedro Ramírez Vázquez y Abraham Zabludovsky; fueron promotores de esa arquitectura institucional, y de un estilo ligado a la ideología autoritaria.
1. Centro Cultural Universitario, de Orso Núñez Ruiz-Velasco y Arcadio Artís Espriu (1976-1980).
2. Embajada de Japón en México (1976), por Kenso Tange, Pedro Ramírez Vázquez y Manuel Rosen Morrison.
3. Centro Cultural Tijuana (CECUT) (1982), de Pedro Ramírez Vázquez.
4. Casa-taller, de Agustín Hernández Navarro (1975).
5. Obras de Teodoro González de León (1974-1988). Remodelación del Auditorio Nacional (1988), el edificio del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT) (1974), el Museo Rufino Tamayo (1981), el Colegio de México (1976) (todas estas en colaboración con Abraham Zabludovsky) y el Palacio de Justicia Federal.