Esta ciudad se caracteriza por sus paredes teñidas de blanco y diferentes tipos de azul intenso, que hacen de ella un lugar muy especial.
Chefchaouen, más conocida como la Ciudad Azul. Es una pequeña ciudad ubicada al noroeste de Marruecos, en las montañas del Rif, cerca de Tetuán, viven alrededor de 35.709 habitantes. Se trata de uno de los destinos más pintorescos y exóticos del planeta, ya que, al caminar por sus calles, los visitantes suelen sentir que entraron al cielo, porque todas las construcciones del lugar son de color azul.
Su nombre significa en rifeño, una variedad de las lenguas beréberes hablada por los habitantes de la región del Rif, ‘Los cuernos’, debido a los 2 picos que se pueden observar desde el lugar.
La ciudad fue fundada en 1471, por Mulay Alí ben Rachid, para defenderse de la invasión portuguesa. Su población original estuvo compuesta sobre todo por exiliados de al-Ándalus, tanto musulmanes como judíos, razón por la cual la parte antigua de la ciudad, tiene una apariencia muy similar a la de los pueblos andaluces, con pequeñas callejuelas de trazado irregular y casas encaladas de color azul.
Chefchaouen se preservó durante mucho tiempo como una ‘ciudad santa’, donde estaba prohibida la entrada de cualquier persona que no fuera musulmana hasta el siglo XX. Su aislamiento del resto del mundo y la característica de ciudad santa, fue lo que permitió que esta tradición y las construcciones más medievales perduraran a través del tiempo. Hoy en día, es un lugar muy turístico, sobre todo porque es muy fácil llegar a ella, desde el sur de España, y muchos de sus habitantes hablan español, ya que estuvo bajo dominio del mismo, durante varias décadas, hasta 1956, cuando el país alcanzó su independencia.
¿Por qué azul?
Las teorías son distintas. Unos dicen que es una tradición que trajeron los refugiados judíos. El color hace referencia al cielo azul, que es un importante símbolo de libertad, y es además el lugar en el que teóricamente se encuentra Dios, teniendo así un reflejo del cielo en la tierra. Para otros, fueron los judíos quiénes a partir de 1930, empezaron a pintar fachadas y puertas de azul, en señal de libertad y para quitar el color verde que representa al Islam. También dicen que la razón es mucho más práctica, que estética, ya que, el azul ahuyenta a los mosquitos, quienes odian el agua. Si estás en una calle con suelo azul, significa que no tiene salida.
La fiesta del azul
La razón por la que el color de las fachadas de Chauen continúa siempre intenso, es porque pintar las casas se ha convertido en una fiesta muy popular. Cada año, durante el mes previo al Ramadán, se celebra la ‘Laouacher’, un encuentro en el que todos los vecinos destinan quince toneladas de pintura azul y blanca, para volver a darle viveza a la ciudad.