En la costa sur de Irlanda nos encontramos con una de las poblaciones más atractivas e interesantes del país por su historia, su imponente catedral y la incesante actividad de su puerto.
Un animado puerto y un paseo marítimo alfombrado de alegres casas de colores nos dan la bienvenida a esta pequeña y amable ciudad en el condado de Cork, que guarda en su memoria hechos clave de la historia de Irlanda.
Este lugar es uno de los rincones más atractivos del país y despliega grandes dosis de historia, arte y cultura. A mediados del siglo XIX y bajo su antiguo nombre, ‘Queenstown’, esta pintoresca población fue el punto de partida de casi tres millones de personas que, en un momento de escasez y hambruna, decidieron emigrar a Norteamérica buscando un futuro mejor.
Los estrechos vínculos familiares entre ambos puntos del planeta quedan plasmados en el Centro del Patrimonio de Cobh, donde se exhibe la conmovedora historia de muchos de aquellos irlandeses que partieron hacia una nueva esperanza.
No es el único detalle histórico que destaca en este lugar de la costa sur de Irlanda. El puerto de esta ciudad fue el último en el que hizo escala el tristemente famoso transatlántico ‘Titanic’, antes de partir hacia su malogrado viaje. El hecho queda reflejado en un museo que reúne documentos y proyecciones audiovisuales de la legendaria nave.
El presente de este bonito pueblo pesquero ofrece también numerosos motivos para recorrerlo y disfrutarlo. Paseando por sus calles nos acompañan edificaciones de estilo victoriano.
El puerto de esta encantadora localidad irlandesa es el segundo más importante del país y el segundo puerto natural más grande del mundo. Es, además, el gran eje vertebrador de esta población de Irlanda. Es donde sucede todo. En él se genera una gran actividad: festivales de canciones del mar, competiciones de vela y natación, pesca, excursiones en barco… las posibilidades son infinitas.