Un paseo por San Miguel de Allende revela su monumentalidad, una explosión de estilos barroco y neoclásico, por la que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.
Es una ciudad del estado mexicano de Guanajuato. Se encuentra a una altitud de 1910 m y está situada a 274 km, de la Ciudad de México, a 97 km de la ciudad de Guanajuato y a 157 Kilómetros de León Guanajuato. Es parte de la macro región del Bajío.
En el 2008, fue inscrita por la Unesco en el Patrimonio Cultural de la Humanidad, bajo el título de ‘Villa Protectora de San Miguel el Grande’ y ‘Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco’; la distinción se otorgó debido a su aporte cultural y arquitectónico al Barroco mexicano y a su importancia en la lucha de Independencia de México de España.
En el 2013, fue nombrada por la revista Condenast Traveler, como la mejor ciudad del mundo junto con otras 24 ciudades que son reconocidas por su gran aportación cultural, belleza arquitectónica, y lugares de diversión.
Anteriormente fue parte del proyecto de ‘pueblos mágicos’, pero debido a esta última distinción de la Unesco, fue cambiada su designación.
Un paseo por San Miguel de Allende representa un atractivo por sí solo; desde las angostas calles empedradas, hasta su hermoso centro histórico, en el que abundan magníficas construcciones de estilo colonial con lindos detalles, como portones antiguos de madera tallada, balcones de hierro forjado, cantera labrada, cerámica ornamental pintada y muchos patios con solares y fuentes con macetas de plantas y flores por doquier.
Casi no hay calle, casa, esquina o portón, que no recuerde un momento histórico, un paseo de hombre ilustre, un nacimiento, una muerte, una leyenda. Nada hay en ellas que delate la maquinación que despersonaliza y borra las cosas. Piedra a piedra están sentidas, calentadas por la mano del hombre. Cada laja ha sido colocada en su lugar con un intimo sentido del paisaje.
Casas que suben a la montaña y bajan al llano, culebreando en todas direcciones, formando callejones de ensueño y plazoletas y rincones insospechados.
Además de su rica arquitectura, San Miguel ofrece museos, teatros, centros culturales, galerías de arte y una plaza de toros en el centro de la ciudad, considerada la más antigua de México.
Entre algunos de los Museos de San Miguel de Allende se encuentran: La Casa de la Canal, Museo Casa de Allende, Museo del Juguete Mexicano.
La Esquina: Museo del Juguete Mexicano
Fue creado con el propósito de dar a conocer de forma permanente, una colección de más de mil objetos, adquiridos por su propietaria, la Maestra Angélica Tijerina, a lo largo de cincuenta años, y que son considerados como ejemplo de la historia de la producción artesanal en México. A su vez, el museo fue concebido como un espacio dedicado a estimular el desarrollo educativo de la población infantil, y así les permita valorar el juego como medio de estímulo a la imaginación, la creatividad, la interacción social y la cohesión familiar, recuperando las tradiciones asociadas a los juegos que caracterizan la cultura nacional y manteniendo un estrecho contacto con los artesanos productores de juguetes tradicionales. Pasear por los parques y jardines de San Miguel, conocer sus plazas y monumentos son parte elemental de la visita. Entre estos se encuentran: El Parque Juárez, Paseo del Chorro y Lavaderos, Plaza Principal de San Miguel de Allende.
Templos, iglesias y antiguas casonas son parte de lo que hay que admirar en San Miguel de Allende. En donde se encuentran: El Instituto Allende, Las Monjas, Oratorio San Felipe Neri, Templo de San Francisco.
Algunos de los atractivos de la zona Atotonilco quedan a tan sólo 10 min de San Miguel de Allende, tales como: El Santuario de Atotonilco, Balnearios de Aguas Termales.
Entre otras de las actividades que se pueden realizar en San Miguel de Allende, es visitar el Auténtico Mercado de Artesanías, donde todos los productores de la ciudad se juntan para exponer al público sus últimos productos.
Destacan los productos elaborados con telares, vidrio, papel maché, latón y cerámica. Desde artesanías huicholes hasta vasos de vidrio soplado. Es un punto imprescindible para comprar.
A San Miguel de Allende lo rodea un aire de tranquilidad que contradice el hecho de que siempre está sucediendo algo. Ésta es la ciudad perfecta para una estancia prolongada.