Estos accesorios son indispensables para proteger de salpicaduras el suelo del baño, y aportan un toque personal a la decoración.
Sin lugar a duda, las mamparas le dan al espacio, un aire más contemporáneo, y resultan más cómodas y prácticas a la hora de usarlas, pero no siempre son la mejor opción.
En ocasiones, merece la pena elegir una buena cortina de ducha, frente a la opción más definitiva que ofrecen las mamparas.
Si está a punto de cambiar el baño, o se ha mudado, y tiene dudas, vamos a intentar despejarlas con una breve exposición de ventajas e inconvenientes de las cortinas y mamparas.
Comodidad: Para muchas personas, las mamparas son más cómodas que las cortinas de ducha. Se reduce el riesgo de que el agua se salga, no se mueven de su sitio cuando nos movemos, se acaba la molestia de que se trabe en la barra cuando queremos salir de la bañera o plato de ducha.
Pero si se elige una cortina de ducha de buena calidad, con un buen grosor, e incluso una doble barra con una tela decorativa exterior, y otra impermeable interior, que amortigüe las salpicaduras, se puede reducir el riesgo de los molestos escapes de agua al baño.
Limpieza: Las mamparas requieren un mayor trabajo y mantenimiento, ya que presentan más posibilidades de acumulación de moho. Es necesario limpiarlas frecuentemente con un cepillo y agua caliente para eliminar cualquier residuo, ya que esto puede convertirse en un foco de suciedad y malos olores. Los restos de jabón y la acumulación de humedad pueden echarla a perder. Algo que no sucede con una cortina de ducha, que se puede recoger y apartar para que la ducha se airee, y no acumule moho.
Estética: En este apartado solo se puede decir que el libro de los gustos está en blanco. A algunos baños, por su diseño y su estilo, les encaja mejor una mampara. Pero a otros les va de maravilla la cortina. Una de las grandes ventajas de las cortinas de ducha es que las puede cambiar cuando se canse de ver las mismas formas o colores; algo que no es tan sencillo con una mampara.