Esta silenciosa región semiárida de aspecto fantástico, está habitada por algunas familias que pastorean cabras y ganado vacuno y obtienen el agua de moyas que cavan en la tierra.
‘El Desierto de la Tatacoa’, es la segunda zona árida más extensa en Colombia, después de la península de la Guajira, es uno de los escenarios naturales más atractivos de Colombia, que ocupa 330 kilómetros cuadrados de tierra de color ocre y gris, con pincelazos del verde de los cactus.
‘La Tatacoa’ o ‘El Valle de las Tristezas’, como la llamó en 1538 el conquistador Jiménez de Quesada, por los rastros de deterioro que notó en su territorio, no es justamente un desierto, (aunque el termómetro diga lo contrario, el cual puede golpear a 50 °C), sino un bosque seco tropical. Su nombre ‘Tatacoa’ también se lo dieron los españoles, remitiéndose a las serpientes cascabel, y no, como se podría pensar, a las culebras inofensivas de color negro.
Como lo revelan los científicos, ‘La Tatacoa’, durante el Período Terciario, fue un jardín con miles de flores y árboles, que poco a poco se ha ido secando, para finalmente convertirse en un majestuoso desierto.
Esta región semiárida se encuentra localizada al norte del Departamento del Huila, a 38 kilómetros, desde la ciudad de Neiva en Colombia y 10 kilómetros de Natagaima, en el Tolima. Es un rico yacimiento de fósiles y es un gran destino turístico.
Las regiones más destacadas son: las Lajas, el Cuzco, el Cardón, Doche, San Nicolás, los Hoyos y la Venta.
La temperatura es alta durante el día, y benigna, durante la noche. La estación lluviosa corresponde a los meses de abril, mayo, octubre y noviembre y la estación seca se concentra en los meses de julio, agosto y septiembre.
Junto con San Agustín y Tierradentro, ‘La Tatacoa’, es uno de los destinos turísticos más destacados del Huila.
La vegetación predominante es del tipo herbáceo y arbustivo. Las familias más destacadas son las cactáceas (el arepo, el cardón, la pitahaya roja y el cabecenegro). Bajo este suelo erosionado y poblado de cactus y arbustos de espinas, existen depósitos de fauna y flora correspondiente a especies de diversas épocas y periodos geológicos. Por las condiciones actuales del área, se presenta una vegetación predominantemente de tipo xerofítica, y los suelos tienen diferentes grados de erosión.
En cuanto a especies, se encuentran: serpientes de cascabel, arácnidos (arañas y escorpiones), águilas, lagartos, cabras y comadrejas. En tiempos pasados, se encontraban tigrillos. Los fósiles de moluscos, tortugas, roedores, armadillos y perezosos gigantes hallados por los científicos, han llevado a plantear que, ‘La Tatacoa’ debió tener originariamente una flora exuberante, diversificada en especies y estratos arbóreos vegetales. Muchos de estos fósiles se pueden observar en el Museo Arqueológico que funciona en la capilla de Santa Bárbara, en Villavieja.
El Desierto de ‘La Tatacoa’ es un lugar privilegiado geográficamente por su ubicación a 3º13\’ de Latitud Norte y 75º10\’ de Longitud Oeste, próxima al Ecuador Terrestre.
Las maravillas del cosmos se pueden contemplar gracias al moderno Observatorio Astronómico, a la cantidad de noches despejadas y a la poca humedad del aire de ‘La Tatacoa’. Desde allí, se puede: observar las 88 constelaciones, realizar recorridos por los diversos objetos y apreciar fenómenos como lluvias de meteoros.
Durante la mayor parte del año, el cielo de ‘La Tatacoa’ está libre de nubes. Adicionalmente a las condiciones geográficas y atmosféricas perfectas para la observación de los cuerpos celestes, ‘La Tatacoa’ no cuenta con la polución lumínica ni auditiva. Este atractivo llama mucho la atención de los turistas que pernoctan allí, para disfrutar del silencio, del paisaje y de la tranquilidad del lugar.