Desde sus orígenes en la Edad Media, cuando se acostumbraba que el pueblo diera rienda suelta a la diversión y alegría durante la semana previa a la Cuaresma, el Carnaval ha sido una festividad popular que aún tiene vigencia en muchas partes del mundo.
La también llamada “Fiesta de la carne” (etimológicamente, carnaval deriva de las palabras italianas carne vale, que significa “carne adiós”), en la que el pueblo literalmente se “hartaba de comerla”, llegaba a su fin con el inicio de la Cuaresma, es decir, los 40 días de recogimiento y reflexión que anteceden a la Semana Santa. Durante este lapso quedaba prohibido consumir carne, organizar fiestas y diversiones, el pueblo vivía en penitencia y los actos espirituales dominaban la escena popular.
Originalmente, el Carnaval de Mérida era una celebración desorganizada, donde la gente solía observar desde sus casas montones de vehículos con grupos de personas, usualmente jóvenes, que se divertían arrojando serpentinas, flores y confeti a las casas y locales. A partir del siglo XX los carnavales meridanos asentaron una organización para que los desfiles por las calles tuvieran mayor lucimiento posible y, sobre todo, precaución y seguridad.
Tras 40 años de realizarse en la avenida emblemática de Mérida, Paseo de Montejo, cambia de sede, en la subcomisaría de Xmatkuil.
Las distintas actividades que se realizan en diferentes comisarías:
Además traer como invitados a artistas y cantantes de talla internacional para ambientar los eventos.
Este año garantiza una diversión al máximo para todos los públicos, contando con nuevas modalidades como activaciones previas al desfile y espectáculos nunca antes vistos en la ciudad como el desfile aéreo de figuras y de alebrijes monumentales, “África Acróbatas” y “Samba Do Brasil”.
Como herencia, hoy disfrutamos de un carnaval lleno de vida, color y tradiciones, que se disfruta cada año y que se vive al compás que marcan los meridanos.