El río Negro con sus aguas oscuras, y el río Solimões (Amazonas) de agua fangosa; proporcionan uno de los más impresionantes fenómenos de la región amazónica.
Casi a 10 kilómetros de la ciudad interior de Manaos, en el norte de Brasil, ‘El Encuentro de las Aguas’ es el punto en el que dos de los más grandes afluentes del Río Amazonas convergen pero nunca se mezclan.
Durante seis kilómetros, las aguas de los dos ríos corren lado a lado sin mezclarse, y es una de las principales actividades turística de Manaos; uno de los destinos menos conocidos por los turistas extranjeros que disfrutan de unas vacaciones en Brasil.
Esto es producido porque el río Negro va a menor velocidad y menos temperatura que el Amazonas, y su densidad es distinta. El río Negro tiene una velocidad cercana a los dos km/h y a una temperatura de 22° C, mientras que el río Solimões fluye entre cuatro a seis km/h a una temperatura de 28° C.
El río Solimões forma la mitad clara, su color ‘café con leche’ es debido a los ricos sedimentos que bajan de las montañas de los Andes, como arena, barro y limo. Conocido como un ‘río de agua blanca’, el río Solimões se extiende sobre una distancia 1.600 kilómetros. El color del Río Negro se debe a la cantidad de materia orgánica que arrastra, puesto que más arriba forma parte de los bosques inundados. La mayor parte de esta materia son taninos que fabrican las plantas de los bosques inundados para repeler a todos los herbívoros. Es también el hogar del delfín rosado.
Diversas agencias de turismo ofrecen paseos en barco al lugar, incluyendo una vuelta por los igarapés de la región, donde se puede observar la riqueza de la fauna y de la flora locales. Si se tiene suerte, podrá ver a los delfines rosados nadando cerca del barco, además de animales como monos y perezosos.