El glaciar, es un gigante de hielo de 12 kilómetros de extensión en Alaska, que puede ser recorrido en su interior.
Si bien miles de visitantes se acercan a mirarlo desde lejos, pocos llegan a sorprenderse desde su ángulo, tal vez más curioso: su interior. Es un verdadero espectáculo de la naturaleza, el aumento de la temperatura ha provocado el retroceso del glaciar, mientras el deshielo va tallando cuevas internas, creando un mundo ‘surrealista’ de colores turquesa, en constante cambio. Podemos encontrar unos caminos revestidos por el hielo glacial, en la que se pueden dejar entrever una serie de colores brillantes, que en ningún otro rincón se pueden apreciar. Así como dos cascadas que se deslizan por la montaña adyacente, y por su paso en el glaciar, forman enormes cuevas de hielo, formando estos senderos que le permitirán vivir una de las experiencias más bonitas de la vida.
El acceder a estas cuevas, supone poner a prueba, ya que le espera una travesía en kayak, por las gélidas aguas del ‘lago Mendenhall’, y, además, una caminata, y una escalada sobre el hielo glaciar. A esto, se le suma la adrenalina que genera el riesgo de que las paredes puedan desplomarse en cualquier momento; un peligro que se minimiza con la compañía de un guía profesional con conocimiento de las rutas, y los sitios donde existe debilitamiento de la capa de hielo; por lo que la seguridad y el disfrute de la experiencia, están garantizados.
El aumento de la temperatura, ha provocado el retroceso del glaciar, mientras el deshielo va tallando cuevas internas, creando un mundo ‘surrealista’ de colores turquesa, en constante cambio, pero también se aumenta el riesgo de su desaparición en el futuro; y además ha estado dejando al descubierto los restos de un bosque prehistórico que había estado atrapado en esas espesas capas de hielo, al cual se le calcula una edad entre 1.400 y 2.350 años.
El ‘Glaciar Mendenhall’, se encuentra en el centro de Juneau, zona sureste de Alaska. Junto a su entorno, es parte de un área protegida. Hay impresionantes vistas hacia el lago circundante, en un paraje que recibe medio millón de visitantes cada año.