Una de las inteligencias componentes del modelo propuesto por Howard Gardner.

La habilidad a la hora de resolver problemas matemáticos, ha sido considerada durante mucho tiempo la forma de expresión más clara de nuestra propia inteligencia.

Solía medirse el tiempo que se tardaba en detectar patrones matemáticos en series, resolver una operación de cálculo mental o dar respuesta a ejercicios de geometría. Hoy en día sigue teniendo mucha importancia esta capacidad a la hora de evaluar las capacidades cognitivas del ser humano, pero la concepción de lo que es (o puede ser), la inteligencia se ha vuelto más amplia.

Este tipo de inteligencia puede ser definida como la capacidad de razonamiento formal para resolver problemas relacionados con los números y las relaciones que se pueden establecer entre ellos, así como para pensar siguiendo las reglas de la lógica.

Gracias a esta inteligencia el ser humano es capaz de pensar de manera más o menos coherente, detectar regularidades en las relaciones entre las cosas (así como las irregularidades) y razonar lógicamente.

Se podría decir que, más allá de la manera única de ver las cosas y usar un lenguaje propio para definir las cosas que ocurren en el mundo, la inteligencia lógico-matemática,permite abrazar unas reglas lógicas que hacen que el pensamiento de una persona se pueda conectar con el de los demás.

Es importante remarcar que este tipo de inteligencia no explica directamente la manera de pensar en general de una persona, ni el uso del lenguaje o la interpretación de la realidad propia. y el uso del lenguaje que la caracteriza.

Estos factores  dependen en gran parte de la ideología dependen en gran parte de la ideología y el uso del lenguaje que la caracteriza.

La inteligencia lógico-matemática no sirve para cuestionar si se está sumando el tipo de unidades que deberían sumarse por ejemplo, al igual que la lógica no dice qué aspectos de un problema se deben priorizar y resolver primero, ni cuáles deben ser los objetivos. Sin embargo, una vez fijadas ciertas normas, lo que queda sí puede ser evaluable como inteligencia lógico-matemática.

Por ejemplo: cuando se presenta un problema matemático, se pude elegir entre resolverlo o no y, una vez aceptadas las normas del enunciado, resolverlo bien o mal. Pero también se puede elegir no resolver ese problema, porque hacer eso no sería útil a propósitos propios, por el motivo que sea, o contestar mal a propósito, porque no aceptamos las reglas impuestas desde un inicio.

Para mejorar la inteligencia lógico matemática, no hay más que enfrentarse a tareas que fuercen a usar este tipo de inteligencia.

Al principio, esto puede resultar muy tedioso, pero los progresos que se pueden hacer son espectaculares y muy útiles para el día a día.

Se puede empezar con cuadernos, para ir aprendiendo matemáticas o asistir a academias especializadas. Actualmente existen webs de formación gratuita, en las que se pueden medir los progresos e ir eligiendo las ramas de aprendizaje.

En cuanto a la parte que hace referencia al pensamiento lógico, la mejor forma de desarrollarla es dialogar y discutir mediante argumentos, vigilando de no caer en falacias.