Las pilas del futuro no necesitarán recarga ni irán a parar al contenedor porque se alimentarán del aire que se respira.
A menudo se sabe de nuevos avances que van apareciendo en el terreno de las baterías, con desarrollos de universidades extranjeras o grandes multinacionales que buscan alternativas a la tecnología de litio actual y que prometen una mayor autonomía o una carga más rápida.
Graphenano, ha presentado su prototipo de batería, en colaboración con Chint, la Universidad de Córdoba y la Universidad de Ciudad Real, ubicadas en España. El nombre de esta empresa, está basado en el material con el cual se harán las nuevas baterías, llamado grafeno. Los polímeros de grafeno, son un nanomaterial formado por carbono puro, con átomos dispuestos en patrón hexagonal regular. En el fondo, se trata de un material muy similar al grafito, pero con mayor dureza, flexibilidad y elasticidad. Sin embargo, lo más interesante de este nanomaterial transparente, es su altísima conductividad eléctrica, además de su capacidad para generar electricidad al ser alcanzado por la luz.
Por si fuera poco, la nueva membrana capta eficazmente el hidrógeno presente en el aire cuando la atmósfera está húmeda, lo que la convierte en la cubierta ideal de las pilas del futuro. Bastará con aplicar una pequeña corriente para que las nuevas baterías capturen el gas del aire, lo quemen y proporcionen una fuente de energía eléctrica limpia y prácticamente inagotable. Un avance espectacular si tenemos en cuenta que hasta ahora el hidrógeno se obtiene casi en su totalidad de combustibles fósiles. Considerando que hoy en día el grafeno se puede producir en láminas de decenas de metros cuadrados, las pilas de combustible comerciales podrían llegar más pronto que tarde, aseguraba Sheng Hu, coautor del trabajo, a raíz del hallazgo.
Las nuevas baterías llevan desarrollándose desde hace un par de años y Grabat Energy las está fabricando ya en la localidad murciana de Yecla, en una planta de 7.000 metros cuadrados. Grabat espera tener la producción a pleno rendimiento en el segundo semestre de 2016, y al parecer las baterías ya están siendo probadas por dos fabricantes alemanes de automóviles para crear nuevos vehículos sobre su base. Algunos de estos fabricantes, ya han prometido que para 2017 o 2018 se tendrán coches eléctricos, con autonomías de 500 y hasta 700 kilómetros, mientras que en la actualidad, son muy pocos los que superan los 200 kilómetros de autonomía.
Por si fuera poco, otro de los elementos que hay que tener en cuenta, es que las baterías de grafeno son mucho más seguras, ya que no explotan y pueden continuar funcionando incluso tras un cortocircuito. Al parecer, el único punto en contra de las baterías con polímero de grafeno, es la densidad energética en volumen, es decir, que aunque consiguen acumular más energía con menor peso, lo hacen con un volumen mayor, lo que puede ser un inconveniente cuando se necesita ahorrar espacio como en un smartphone o reloj inteligente. No obstante, se desconoce si al día de hoy, este inconveniente ha sido superado.
La apuesta de Graphenano, es muy real. De hecho la empresa ya ha firmado acuerdos con grandes multinacionales, y arrancó en marzo la producción de estas baterías de grafeno en la primera línea de montaje de su fábrica en Yecla. Esta factoría tendrá cinco líneas próximamente, y se espera llegar a un volumen de 20 líneas de producción en un plazo corto. Se espera alcanzar una facturación de 3.000 millones de euros en 2019, algo asumible ya que estas baterías de grafeno tienen aplicaciones, y muy diversos campos, además del sector del automóvil.