Este edificio, situado en la calle Carolines 24, es la primera casa proyectada por Gaudí, cuando contaba con 31 años, tras el encargo que recibió de Manel Vicens en 1883 para construir una finca de veraneo en la entonces vecina villa de Gràcia, y es el único edificio de los ocho que cuenta la ciudad de Barcelona declarados Patrimonio de la Humanidad que abrirá sus puertas al público en Otoño del 2017.
No es casualidad que Manuel Vicens Montaner fuera precisamente un fabricante de baldosas. Éstas toman un protagonismo singular en combinación con la estructura de piedra y ladrillo rojo del edificio. Gaudí diseñó las baldosas estampadas tomando como modelo las damasquinas que crecían en la misma finca, iniciando su costumbre de utilizar la naturaleza como inspiración y modelo. Pero si miramos más allá de la decoración, podremos adivinar tanto el estilo historicista mudéjar como las formas de inspiración india y japonesa.
La casa rompió con algunas de las convenciones tradicionales en la arquitectura en su momento. Su decoración era desmesurada, pero el diseño estructural era muy sencillo. Gaudí apenas se había titulado cuando diseñó el edificio, pero muchos de sus rasgos característicos son ya evidentes. Hay referencias a la naturaleza en el diseño y fuertes contrastes entre el color y la textura. Para este edificio, Gaudí combinó influencias orientales con las de las culturas española y árabe.
La fachada está hecha principalmente de ladrillo, con mosaicos vidriados verdes y blancos y motivos florales. La puerta está decorada con motivos de palmeras.
En 1925 la casa vivió una profunda remodelación por encargo de la familia Jover, efectuada por el arquitecto Joan Baptista Serra de Martínez, que tras mostrar su proyecto a un anciano Gaudí que lo bendijo, transformó la casa de veraneo en la residencia para tres familias. Desde ese momento, se inicia la época de esplendor de Casa Vicens en la que, como muestran las fotografías antiguas, la enorme finca, ampliada en 1927, contaba con una cascada, un mirador y una capilla dedicada a Santa Rita, justo donde había un manantial de agua a las que se atribuían propiedades curativas.
La restauración
Los trabajos de restauración estarán a cargo del equipo de arquitectos dirigidos por José Antonio Martínez Lapeña, Elías Torres y David García, que ya han intervenido en obras de Gaudí, como el parque Güell. Las obras de rehabilitación y la puesta en marcha de un plan museístico, ascienden a cuatro millones de euros.
La reforma también supondrá la recuperación de la terraza y de una escalera original en la parte central del edificio, que daba sentido a la vivienda unifamiliar y que en la reforma de 1925 se perdió para dividir el edificio.
La visita a la casa será completada con una exposición permanente basada en tres bloques de contenido: la historia de la finca, la Casa Vicens como imprescindible manifiesto de la obra gaudiniana y el contexto social, cultural y artístico en el que ha vivido y evolucionado.