Entre las diversas maravillas naturales que México alberga para satisfacción del mundo entero, existe una zona denominada Xochimilco, compuesta por casi 190 kilómetros de canales navegables, naturaleza y misticismo.
Allí, 20 kilómetros al sur del D.F., entre las varias islas pequeñas que el agua deja ver, existe una macabramente célebre por su historia y, sobre todo, el paisaje aterrador.
A Don Julián Santa Ana Barrera los lugareños lo reconocían como ermitaño y, para otros, era un señor que causaba temor. Lo mismo sucedía cuando transitaban frente a su choza, que se caracterizaba por tener en su periferia cientos de muñecas colgadas de árboles, y otras más clavadas en troncos que le servían para ahuyentar a los malos espíritus, y para que se dieran mejor sus cosechas; decía que las muñecas aparecían de repente y que ellas lo acompañaban por las noches.
Los rumores dicen que Don Julián empezó a poner muñecos para ahuyentar al espíritu de su hija ahogada, sin embargo, su sobrino Anastasio, dice que la historia es algo diferente: Su tío empezó a quejarse hace cincuenta años, de las apariciones de una mujer ahogada en esas mismas aguas. Para calmarla, empezó a agarrar algunas muñecas que aparecían en los canales.
Julián Santa Ana nunca dejó de escuchar las voces y siempre que iba a pescar con su sobrino le hablaba de una sirena que quería llevárselo. Una tarde, mientras pescaban frente a las aguas que se llevaron a aquella joven décadas atrás, Anastasio se retiró para ver cómo estaban los animales. Cuando regresó, su tío estaba en el agua. Había caído allí víctima de una insuficiencia cardíaca, en el mismo lugar donde él vaticinó que algún día la sirena lo iría a buscar.
Aunque no hay datos exactos sobre cuál de las muñecas sea la más antigua, sí sabe cuál es la más visitada. Se llama ‘Agustinita’ y se dice que era la preferida de Don Julián. Ella tiene unos 55 años en la isla, y hay quienes dicen que es milagrosa, la visitan y le rezan o le piden favores.
En cuanto a las demás muñecas, las hay de diversos países como: Canadá, Brasil, Holanda, Noruega, e Inglaterra; son donaciones de los visitantes que van y quieren dejar algo a manera de recuerdo. Sin embargo no todos han sido tan generosos. Algunos, en vez de dejar muñecas, se las roban, para llevarse un ‘recuerdito’ gratis.
Pero estas historias de robos han terminado mal. Se dice que una vez unos chicos se llevaron una muñeca, al parecer sólo por hacer maldad. Ya estando en el embarcadero la botaron y cuando iban en el Periférico, murieron en un accidente. No se sabe si fue una coincidencia, pero esa noticia fue muy famosa e incluso salió en la televisión y periódicos.
La isla se puede visitar a cualquier hora del día, está ubicada en la laguna de Teshuilo a una hora y media de brazo de remo del embarcadero de Cuemanco, en el sur de la ciudad. Sin duda el recorrido por el área es mucho más impresionante en las noches de luna llena, porque es una zona donde no hay luz eléctrica.
Los canales de Cuemanco fueron declarados en 1987 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, por su tradición y belleza.