Las murallas de Dubrovnik se han convertido en el principal punto turístico de la ciudad, la ‘Perla del Adriático’, y uno de los más célebres de todo Croacia.
En el Sur de Dalmacia, se alza la ciudad de Dubrovnik, conocida como la ‘Perla del Adriático’, uno de los lugares más visitados de Croacia y punto obligatorio de la mayoría de los cruceros que navegan por el Mediterráneo.
Su centro histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La actual Dubrovnik, fue durante siglos la República Independiente de Ragusa. Durante los siglos XV y XVI vivió años de esplendor, como importante ciudad marítima rivalizando incluso con la República de Venecia, y otras ciudades-estado marítimas de Italia.
Las Murallas de Dubrovnik, hoy constituyen probablemente el mayor atractivo turístico de la ciudad.
El gran ícono y orgullo de la ‘Perla del Adriático’, es un complejo e imponente sistema de defensa de 1.940 metros de perímetro, en el que están incluidos 16 bastiones, cinco fortalezas y 120 cañones. Las murallas llegan a tener hasta 35 metros de altura, con un grosor de metro y medio, cuyo perímetro supera los 2 km, lo que nos hace reflexionar sobre el trabajo de ingeniería militar que supuso.
Hay dos razones fundamentales para pasear por estas murallas, por una parte, disfrutar de las vistas de los tejados anaranjados de la ciudad y del Adriático, y por otra sentir el pulso de la historia de Dubrovnik que nos transmiten estas viejas piedras.
En el siglo IX, era parte del Imperio Bizantino, y una de las ciudades más importantes del Adriático. Esto la puso en la mira de ciudades vecinas, por lo que se empezaron a levantar murallas para defenderla, que se fueron reforzando progresivamente, hasta el siglo XVI. Eran tan efectivas que pudieron soportar un asedio sarraceno de 15 meses sin caer.
Era uno de los puertos más importantes del Adriático, y además una potencia mercantil del Mediterráneo. Su poderío comercial le dio autonomía política: la ciudad elegía su propio Rector, y la gente participaba en cuestiones políticas.
La prosperidad y crecimiento de la ciudad, no pasaron inadvertidos para las repúblicas vecinas. En el siglo XIII, fue invadida por la República de Venecia, y estuvo bajo su dominio desde el 1205 hasta el 1358.
Fueron el primer estado europeo en abolir la esclavitud. Fue una época de florecimiento, no sólo comercial sino también científico y artístico. Se construyeron algunos de los edificios más famosos de la ciudad, como la Catedral y el Palacio del Rector.
En 1667, un terremoto destruyó gran parte de la ciudad, y mató a más de 5000 personas. Aunque se reconstruyó, Dubrovnik nunca pudo recuperar su esplendor económico.
La República pasó a formar parte del Reino de Italia en 1808, dominado por Napoleón. Fue incorporada a las provincias ilirias con el nombre de ‘Liubliana’.
A partir del año de 1815, fue anexada al Imperio austrohúngaro. Aunque los Habsburgo trataron de imponer una nueva organización política y económica, la ciudad había perdido su identidad tras el terremoto, y la muerte o emigración de la mayor parte de la población croata.
Croacia obtuvo su independencia en 1991, pero esto le costó a Dubrovnik un asedio de seis meses y terribles ataques por parte de los estados vecinos de Serbia y Montenegro, que finalizaron en 1998. En los últimos años, esta importante edificación medieval, ha estado en boca de muchos, gracias a la serie, ‘Game of Thrones’, que escogió a la fortaleza como escenario de su historia, representando en la ficción la ‘Fortaleza Roja’, sede del Trono de Hierro.