Chetumal, hogar del santuario del manatí, es un espacio que busca sobrellevar la modernidad sin perder el contacto con la naturaleza.
El manatí es un mamífero acuático, es un animal de cuerpo alargado y robusto, de unos 3 m de longitud, con un peso de hasta 500 Kg. Puede vivir 60 años, y concibe una sola cría cada 3 años, que da a luz tras un año de gestación.
Es de movimientos lentos y se impulsa con la cola y aletas anteriores, mientras se alimenta de plantas acuáticas, como pastos y algas del fondo marino, aunque también come hierbas flotantes.
Pese a ser una animal apacible, se considera en peligro de extinción en toda su área de distribución; los biólogos del Colegio de la Frontera Sur y la Universidad de Quintana Roo, atribuyen su disminución a la cacería, las redes de pescadores, las propelas de lanchas, la acelerada contaminación y la transformación de sus hábitats.
Habita en las costas, bahías y lagunas que van desde Florida, Estados Unidos, hasta Brasil. En México se puede encontrar al manatí en las costas de Tabasco, Veracruz, Yucatán, Quintana Roo y Campeche.
Se han sumado esfuerzos para preservar la especie, siendo el ‘Santuario del manatí’, uno de ellos. Desde 1996, abrió sus puertas el Área natural protegida Estatal: ‘Santuario del manatí, Bahía de Chetumal’.
Es un área que funge como hábitat imperturbable para los manatís y otras especies de la zona, que se encuentran amenazadas como: el jaguar, tigrillo, jabalí, pavo de monte, cocodrilo, tucán y 200 vertebrados más.
Se estima que los doscientos manatíes que habitan en el estado de Quintana Roo, unos ochenta o noventa; residen en el santuario (el cual, es amenazado por el cocodrilo de pantano, la tortuga de río y el jaguar).