China plantará bosques del tamaño de Irlanda, para luchar contra la contaminación.
En un intento por dejar la primera posición como país más contaminante y deforestado del mundo, China anunció su intención de plantar nuevos bosques en 2018, que aumentarán notablemente la cobertura forestal del país.
Para mejorar la calidad del aire y luchar contra el cambio climático, los 60,000 soldados han sido retirados de sus ejercicios militares, para plantar árboles. Es parte de la guerra contra la contaminación en Beijing, que obliga a cerrar las carreteras y es desastrosa para la salud de las personas. El bosque es parte de una campaña para hacer que China, sea más verde. China quiere plantar un bosque que abarque 84.000 km² en este año, y convertir el 23% de su masa de tierra, en bosques, para 2020. China también está reduciendo su ejército masivo de tierra de 2,3 millones de tropas. El presidente Xi Jinping, declaró en 2015, que el ejército necesitaba ser más ligero... y más estratégico.
Los agentes dejarán sus puestos en la frontera norte, para hacer labores no militares, en el interior.
La mayoría será enviada a la provincia de Hebei, que rodea a Pekín, se sabe que la zona, es uno de los principales culpables de producir el smog que cubre la capital.
China sigue la línea de políticas medioambientales que inició en 2014, cuando se vió acorralada por la contaminación crónica del aire de sus ciudades, y tras décadas de talas indiscriminadas para reconvertir las zonas, en tierras de cultivo.
La ciudad china de Nanjing, acogerá la construcción de un rascacielos cubierto de árboles y plantas que producirán alrededor de 60 kilos de oxígeno cada día. Debido a esa urgencia en su particular ‘guerra contra la contaminación’, el país ha convertido en prioritarias medidas como la limpieza de los ríos contaminados, la expansión de bosques o la penalización de las empresas contaminantes. Al contrario que el de Estados Unidos, país que emite más gases de efecto invernadero después de China, el gobierno chino está demostrando su compromiso en la lucha contra el cambio climático.
Un trabajo duro y poco reconocido por el momento, pero que, poco a poco, cosechará éxitos medio ambientales, que traerán enormes beneficios a nivel internacional.