País asociado a la elaboración del mejor chocolate; lo hay de todos los colores y formas. Más de la mitad de la producción nacional se consume dentro de sus fronteras, así que parece el lugar más indicado también para saborearlo.

Una vez que se aterriza, toca deleitarse con toda la belleza que presenta este país situado sobre las laderas de los Alpes. Su privilegiada localización permite contemplar picos de las más altas montañas de la cordillera, multitud de espectaculares glaciares, y cascadas que desembocan en caudalosos ríos surcando verdes valles.

Otro de los argumentos por los que hay que conocer Suiza, es su gastronomía. Internacionalmente conocidos, son muchos de sus productos como los quesos Gruyerè y Emmental, producidos en valles del mismo nombre, los chocolates, o algunos vinos como el Ginebra. Su gastronomía también se ve muy influenciada por los cuatro países con los que colinda, por lo que los platos más típicos difieren de unas regiones a otras.

Para los amantes del chocolate, Suiza es el destino ideal. Por todo el país se pueden encontrar diferentes fábricas de chocolate que muestran todo el proceso de elaboración con posibilidad de degustación de sus productos.

Tren del chocolate. Una prueba del valor del chocolate como atractivo turístico en Suiza, es que existe hasta un tren del chocolate. La experiencia los translada desde Montreux, en la llamada Riviera suiza, hasta la fábrica Cailler-Nestlé, en Broc; ida y vuelta en un vagón coche  cama de la belle époque. El trayecto discurre por la región de Gruyères (la del famoso queso), hasta la cuna del fino chocolate con leche suiza.

Lugano. La ciudad más grande del cantón de Tesino, es también el tercer centro financiero del país, propone un recorrido por la historia del chocolate, con degustación incluida, en el Museo del Cioccolato Alprose. Lugano es una ciudad muy animada, llena de tiendas y terrazas y por supuesto, de chocolate.

El museo es imprescindible para viajeros adictos al chocolate, especialmente si se viaja con niños. Aquí se explica la historia del chocolate, se muestra su elaboración y se puede catar gratis. La tienda, astutamente, cierra media hora después que el museo.

Se llega en el tren de Ferrovia Ponte Tresa. El museo recibe unos 180.000 visitantes al año.

After the Rain. Es un spa urbano de Ginebra. Un lugar de paz en pleno centro de la ciudad donde los amantes del cacao pueden dejarse envolver en cremoso chocolate con leche o, mejor todavía, darse un buen chapuzón en un baño de chocolate.

En la ciudad de Interlaken, el café de estilo vienés Schuh  propone a los turistas, aprender a hacer chocolate en los talleres que organiza varias veces por semana. Famoso por su repostería, sus pralinés y la terraza que da al parque, las clases de elaboración que imparten, son muy divertidas.

En la fabricación artesanal del mejor chocolate suizo hay tres direcciones que no se pueden obviar. Las tres están en Neuchatel, en la Rue du Seyon y a pocos metros una de la otra. Se trata de las confiterías Walder, Wodey Suchard y Schmid, las tres de gran renombre. Sumadas a pastelerías, restaurantes, bombonerías y fábricas artesanales, hacen que el chocolate sea una de las mejores razones para visitar esta ciudad cercana a Berna, al noroeste del país.

Neuchatel es la ciudad donde nació la compañía Suchard, una de las más emblemáticas de Suiza, aunque quizá sea más conocida por su producción relojera que por su tradición chocolatera. En cualquier caso, los visitantes no salen defraudados al visitar esta ciudad de elegante casco antiguo, relajados cafés, una agradable ciudad universitaria e incluso una enérgica comunidad libre.

Repartidas por toda Suiza se pueden encontrar centenares de referencias con aroma a chocolate que, además de las ya indicadas, conviene añadir para redondear una perfecta ruta dulce por el país helvético.