El lenguaje decorativo nos ayuda a conocernos mejor y está ligado a la manifestación externa de recuerdos o vivencias.

A nivel inconsciente nos atrae más decorar una habitación con un tipo de figuras, que con otras. Existe una relación entre nuestra forma de ser y nuestras necesidades internas, plasmándolas en la forma de vestir un espacio.

En decoración usamos un gran número de objetos, figuras y elementos que además van cambiando con las modas y tendencias del momento. Pero ¿sabemos que la mayoría de ellos, sino todos, tienen un significado simbólico? El simbolismo fue un movimiento artístico que nació a finales del siglo XIX, comenzó en la literatura con figuras como Rimbaud, Poe, Mallarmé, Verlaine y otros, y pasó a otras artes como la pintura y la escultura. Pero en todas las civilizaciones y culturas ha existido el simbolismo, objetos y figuras, colores y formas geométricas, han sido formas de representar estados, emociones y sueños humanos.

El pavo real. Simboliza la renovación y la inmortalidad. En la antigüedad se creía que el pavo real nunca moría sino que renacía de nuevo al renovar sus plumas anualmente. En él se une el simbolismo del ojo por el dibujo de las plumas de la cola con esos círculos de color. El ojo siempre ha sido un símbolo con connotaciones positivas como negativas, el ojo que todo lo ve, el sol, la representación de Horus en el Antiguo Egipto.

El elefante. Es un animal majestuoso y en la cultura asiática es símbolo de fuerza y astucia. Una imagen de un elefante que es montado representa la felicidad. Como los elefantes eran propiedad de las clases y la realeza, y pensado para ser montados por los dioses son también un símbolo de poder. En algunas culturas, un elefante con una trompa levantada es símbolo de buena suerte, e indica que va a perseverar y superar cualquier obstáculo en su camino. Esculturas de elefantes y soportes de pared son una gran manera de decorar un recibidor o entrada a su casa.

La jaula. Tiene también una gran carga simbólica, sobre todo en algunas culturas. Simboliza la falta de libertad pero también lo contrario cuando se representa con la puerta abierta o la jaula vacía.

La piña. Ha sido un elemento natural muy representado en las artes decorativas y en arquitectura. Es un símbolo de acogida y hospitalidad.

Simboliza la perfección, el último estado al que puede aspirar una persona según las enseñanzas budistas. Hay que seguir unas pautas a la hora de colocar una figura de buda en nuestra casa. Ha de colocarse de espaldas a la pared, nunca en una ventana, en una posición elevada y no debe estar mirando al oeste ni al cuarto de baño ni mucho menos dentro de él.

La flor de lis. Es otro clásico en la ornamentación arquitectónica y decorativa desde tiempos inmemoriales. La casa real francesa adoptó este símbolo como propio ya en 1300 aunque en el templo de Istar en Mesopotamia ya aparece un símbolo similar en el año 575 a. C. La flor de lis es un símbolo de honor, pureza y lealtad.

El coral. Simboliza la fuerza de la vida ya que se considera que lleva el poder del océano. Se dice que protege contra robos y accidentes y que estimula los cambios internos positivos.

La palmera. Simboliza la victoria y la inmortalidad. Los antiguos griegos y romanos premiaban a los vencedores con hojas de palmera. Además se representa en muchas ocasiones junto a Cristo como símbolo de su inmortalidad.