En los últimos años Londres ha aumentado en cuanto al número de residentes en la inmensa área metropolitana que rodea la capital.

Hay que sumarle a este problema la cuestión del transporte y la conectividad, ya que la ciudad no logra encontrar una solución coherente para que el tráfico y la movilidad urbana sea asumible y no se enquiste.

La bicicleta es un transporte popular en Londres, por lo que hay un número considerable de sitios donde se pueden alquilar bicicletas, muchas personas van al trabajo en dos ruedas y incluso el alcalde londinense prefiere este tipo de transporte. Sin embargo, Londres es una de las pocas ciudades europeas donde hasta el día de hoy pedalear significa literalmente luchar.

El Ayuntamiento ha declarado que está abierto a recibir ideas, siempre que Londres “siga siendo la mejor ciudad del mundo”, por lo que el arquitecto Norman Foster, se ha sentido animado a entrar en la carrera por la movilidad razonable con el siguiente proyecto.

El arquitecto de 77 años apuesta por construir 200 km de carriles bicis-aéreos que se situarían por encima de los trazados de la red de ferrocarriles de cercanías.

El proyecto, bautizado como SkyCycle (compuesto por las palabras inglesas sky, cielo, y cycle, pedalear), sería ejecutado por una unión de empresas.

El ciudadano londinense entiende la importancia de evitar el consumo del petróleo y sus derivados para el transporte y otras industrias, saben que éste es el principal responsable del calentamiento global que está provocando el cambio climático.

Esta “utopía ciclista”, tal y como se la ha llamado, podría dar servicio a seis millones de londinenses que viven cerca de sus diez rutas. De hecho, según sus cifras, cada una de las diez rutas que la forman podría transportar 12.000 ciclistas por hora, libres además de la presencia de otros vehículos. Hay que tener en cuenta que el número de muertes en todo el país creció un 50%.

El proyecto está en fase de consulta ciudadana. Si prospera, podrían solicitar las licencias de construcción para un primer tramo de 6,5 kilómetros que una la nueva estación internacional de trenes y el megacentro comercial del Stratford olímpico con Liverpool Street, en el corazón de la ciudad.

En caso de aprobarse este proyecto, se construirán 10 rutas por encima de las líneas de ferrocarril existentes, obra que tardará alrededor de 20 años en completarse. Cada una de estas rutas tendría capacidad para transportar 12.000 usuarios por hora.