Cada 6 de enero son infaltables sus regalos y su presencia en el pesebre. Sin embargo, para la Biblia no son reyes, ni magos, y no se sabe cuántos fueron en realidad.

Ni eran tres, ni eran reyes, ni procedían de Oriente. Y, aunque, nunca se supo su número, edad, aspecto, raza, nombre, atuendo o procedencia, la tradición, sin embargo; se han hecho maravillas con los pocos datos que, de ellos, se pudieron reunir. No en vano, la llegada de los Reyes Magos a nuestras casas, con su majestuosa cabalgata callejera y sus sacos repletos de juguetes, constituye el día más esperado y emocionante de cada año de nuestra efímera infancia.

Los tres Reyes Magos de Oriente, tal y como hoy se conocen, son el resultado de muchos siglos de evolución.

No eran tres

Los Hombres sabios o Astrólogos de Oriente, como también se les llama, eran más de uno, eso sí. Pero se desconoce, ciertamente, si eran tres, cuatro o una docena. No existe ni la más mínima prueba objetiva de cuántos eran.

De hecho, las primeras representaciones de la adoración de los Magos, que se hallaron en templos del siglo III, mostraban sólo a dos; en las catacumbas romanas hasta el siglo IV aparecían, según los casos, dos o cuatro, y, en la iglesia siria y armenia, siempre se defendió la existencia de doce magos. Hasta que, a principios del siglo III, el primer teólogo cristiano, Orígenes, afirmó taxativamente que los Reyes Magos no eran más que tres pues, a fin de cuentas, tres fueron los regalos que se hicieron al Mesías.

Eran Astrólogos y no Reyes

Durante los dos primeros siglos, los que hoy son Reyes Magos, fueron considerados simplemente magos y astrólogos. Después, como consecuencia de la mala fama que adquirió la magia (cuya práctica censuraron los textos bíblicos), Quinto Septimio Florencio, en una afirmación tan gratuita como afortunada, convirtió a los Magos en reyes de Oriente. Así que, a partir del siglo III, se les representó con coronas reales a la usanza latina.

Los Reyes Magos, enterrados en la Catedral de Colonia

Determinar el lugar donde descansan los restos de los Reyes Magos, es una larga historia que arranca en el año 300. La emperatriz Elena se dedicó a rescatar reliquias religiosas. No se sabe muy bien cómo, pero la emperatriz localizó en Saba, los cadáveres de los tres sabios y ordenó su traslado a Constantinopla, donde permanecieron durante 300 años. Sin embargo, el viaje de los Magos aún no había concluido. En el siglo IX, el clero de Milán llevó los restos de los Reyes Magos a la Iglesia de San Eustorgio para dar prestigio a su ciudad.

Tres siglos después, cuando Federico Barbarroja saqueó Milán, se llevó las reliquias a la ciudad de Colonia. Para ello, atravesó los Alpes, la Borgoña y el río Rhin. Como recuerdo de su paso por estos lugares hace 800 años, existen varias hosterías a lo largo de esta ruta, llamadas ‘Los Tres Reyes’.

Con el paso de los años, la leyenda adquirió tal relieve, que los ricos comerciantes de esta ciudad alemana decidieron construir, a tono con las reliquias, una inmensa y majestuosa catedral. En la actualidad, los cráneos de los magos de Oriente reposan en tres cajas forradas de terciopelo y cada hueso se conserva envuelto en seda. El sarcófago, donde descansan los tres reyes, el más grande que se conserva en el mundo, se encuentra encima del altar mayor, dominando todo el templo.