La letra “ñ” es un símbolo identificativo del idioma español. Sin embargo, debido a la influencia del castellano en otras culturas, varias lenguas han terminado por adoptarla.
La “ñ” (eñe), letra tan característica del español, procede de una abreviatura del latín. Se empezó a usar cuando para escribir dos enes, como en la palabra Hispanna, se montó la segunda ene sobre la primera, con el fin de economizar espacio. Esto llegó a derivar con el tiempo en una simple virgulilla (signo ortográfico a modo de acento). Así, las palabras que llevaban dos enes, han heredado con el tiempo este sistema y se escriben con eñe, como España.
A la caída del Imperio Romano el latín no desapareció, sino que se conservó en dos variedades diferentes: por un lado, sobrevivió como lengua viva al transformarse siglo tras siglo, en las modernas lenguas romances (el italiano, francés, español, rumano, gallego, catalán, etc., las cuales son variedades diferentes de la lengua latina); por otro lado, siguió usándose en su forma clásica como lengua de cultura para la comunicación científica, literaria, jurídica, administrativa, litúrgica.
Pero a medida que el latín evolucionó y empezaron a surgir las lenguas románicas, como el castellano, el francés o el italiano, apareció este sonido nasal (el aire sale por la nariz) palatal (al pronunciarlo el dorso de la lengua se apoya contra el paladar) que identificamos como ‘eñe’. Este sonido nuevo era evolución de las siguientes cadenas de sonidos latinos:
El uso generalizado de estas formas de reproducir el sonido de la eñe en un mismo texto generó una situación caótica, en la que en un mismo texto se podían encontrar las tres principales variantes, (ñ, gn y ni + vocal) sin que hubiese ningún tipo de uniformidad. Esto fue así hasta que en el siglo XIII, la reforma ortográfica del Rey Alfonso X el Sabio, que buscaba establecer las primeras normas del castellano, se decidió por la “ñ”; como la opción preferente para reproducir ese sonido.
La “ñ” ha sido adoptada por algunas lenguas como el aymara, el bubi, el gallego, el guaraní, el quechua o el tagalo. Otras lenguas románicas, sin embargo, han mantenido una doble grafía para este sonido:
A pesar de ser una letra utilizada en castellano desde el siglo IX, su uso en las nuevas tecnologías era casi nulo, debido a la supremacía del inglés. Sin embargo, la polémica originada en 1991 por el proyecto de la ‘Comunidad Económica Europea’ de que en España se comercializaran teclados sin “ñ”, hizo que se luchase no sólo por su conservación, sino también por el reconocimiento que esta letra merece.
En primer lugar la RAE, y numerosas figuras del ámbito cultural de la talla de García Márquez, se manifestaron contra esta medida. Hoy día, la “ñ” es símbolo único de un idioma que hablan casi 500 millones de personas, preside el logotipo del Instituto Cervantes, y poco a poco va adquiriendo reconocimiento en el ámbito virtual.