Una de las preocupaciones más importantes para los padres es poder proporcionar una buena educación a sus hijos, pero los altos costos que en la actualidad eso implica lo convierten en un tema que debe planearse con antelación.

Ahorrar para la educación de tu hijo es invertir en su futuro. Asegurar los gastos educativos es posible destinando recursos a instrumentos que se adecúen a tus necesidades, plazos y capacidad de ahorro.

Seguros educativos. Piensa en invertir una cantidad de tus ingresos en un seguro de este tipo, será un plazo forzoso pero al hacerlo automatizado sentirás menos el impacto. Además el dinero, siempre y cuando cumplas con los pagos, es un hecho que estará para cuando decidas usarlo.

Abre una cuenta especial. Si mediante un seguro te sientes atado y con miedo a fallar, otra buena idea es que busques un banco o institución donde tengas una cuenta exclusivamente para este fin, ahí podrás depositar la cantidad que te sea posible sin correr el riesgo de perder.

Administra los recursos. Si bien los regalos en navidad son una gran alegría para los hijos, puedes usar una parte para la inversión de su futuro. De igual manera si sus familiares aportan dinero cumpleaños o fiestas, considera darle un uso a largo plazo a una pequeña cantidad.

Apoyo de los hijos. Aunque no debe ser un factor base, es una buena práctica que inculques en tus hijos la importancia del ahorro para su educación, de esta manera por gusto propio podrán hacer aportaciones si ganan algún dinero haciendo tareas. Mejor aún, de adultos pensarán en ello y tendrán ese buen hábito.

Existen en el mercado productos financieros diseñados especialmente para este fin. Un plan de ahorro-estudios es un mecanismo para constituir a largo plazo, mediante aportaciones periódicas de pequeña cuantía, un capital cuya finalidad va asociada a las necesidades de educación, formación o primer negocio de los hijos. En realidad, el ahorro-estudios puede tomar forma de: 1. Un seguro-ahorro. 2. Un depósito a plazo. 3. Un fondo de inversión.

El periodo de tiempo a pagar, por lo regular y dependiendo de las especificaciones de cada aseguradora, puede ser mensual, semestral o anual. Al final el beneficiario recibirá un monto para continuar con sus estudios al cumplir 15, 18 ó 22 años.

No obstante, tanto para la modalidad de depósito como para la de fondo de inversión se suele contratar un seguro opcional, de forma que los hijos cobren un capital adicional a la cantidad acumulada en caso de fallecer el padre o la madre; de este modo se aseguran la posibilidad de seguir estudiando.

Recuerda que siempre debes comparar para conocer cuál es la opción que se ajusta mejor a tus necesidades.